jueves, 31 de enero de 2008

Tonolec - Tonolec

Unión de Músicos Independientes - 2005


De algún modo hay que hacer referencia a lo que se hace. Tonolec, se presenta como una banda de fusión de música electrónica con música de la comunidad toba, pueblo originario del noreste de Argentina. Sin embargo en esa denominación se pierde (como en todo lo que se nombra) la verdadera dimensión de la riqueza de este más que interesante dúo. Mixtura, urdimbre, cruce, identidad, raíces, intimidad, tradición son algunos de los concpetos que la palabra fusión no llega a explicitar y que están presentes en los 10 temas que componen el disco. El uso de instrumentos nativos en conjunto con las herramientas electrónicas ensamblan tan bien como el castellano y el toba, como los rastros del dance o el trip-hop con los cantos tradicionales de la etnia toba. Sumarle una segunda lectura posible: las referencias a la dominación que sojuzgo a los pueblos originarios de América puede ser escuchada como una clara posición en relación a otras formas de dominación, entre ellas, la amorosa.


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lunes, 28 de enero de 2008

Walsh & Capote: crimen, realidad y ficción

En los últimos tiempos ha proliferado una suerte de adoración por Truman Capote, más precisamente por su figura pública y las polémicas alrededor de ella. Dos películas se encargaron de retratar al escritor en un mismo momento de la historia: el descubrimiento, la escritura y los devenires de A sangre fría, la novela insignia de Capote y su verdadera última novela, después de la cual, más allá de la inconclusa Plegarias atendidas, nunca recupero el largo aliento de su palabra escrita. En ese contexto, no faltó la alusión a esta novela como inauguradora de la non-fiction o la novela testimonial, crónica literaria, ficción periodística o como quiera denominarse al trabajar un hecho real como una ficción -en tanto uso de las herramientas narrativas, es decir, de la poética. Más allá de cualquier puesta en juego de la virilidad, A sangre fría no es la novla inaugural -hasta donde nos es dado saber- de este género literario: en 1957, 9 años antes de la publicación de la novela del norteamericano, Rodolfo Walsh comenzaba a publicar -fragmentariamente- Operación Masacre. Fuera de la discusión respecto de la cronología de ambas escrituras y la publicaciones; más allá de la incidencia de la palabra del mercado editorial norteamericano y su peso fundacional de un género literario ya existente; sin dejar de reconocerle a Walsh la paternidad de la novela testimonial, lo más interesante está en que las piedras basales de la non-fiction giran en torno a fusilamientos y que, sin que medie casualidad alguna, tanto la vida de sus escritores, como la génesis misma de los asesinatos que narran, están profundamente ligados a la esencia social de sus respectivos países de origen. Uno, envolviendo en glamour una violencia cotidiana, individual y privada que hoy emerge como masacres en colegios; el otro, denunciando fusilamientos clandestinos y asesinado del mismo modo por la corporación represiva a la que denunció.

Walsh narra, en Operación masacre, los fusilamientos de militantes peronistas en José León Suarez, provincia de Buenos Aires, Argentina. En lo que se convertiría en una práctica de rutina para la dictadura militar que asaltó el poder político en 1976, los detenidos fueron llevados a un descampado e incitados a correr para intentar salvar sus vidas: les dispararon por la espalda en un simulacro de fuga. De las doce personas sometidas al fuego fusilador, cinco fueron asesinadas, mientras que de las otras siete algunas fueron dadas por muertas en el lugar y otras lograron escapar. La noticia le llega a Walsh por lo bajo, un comentario sobre un fusilado que vive, un regresado del a muerte, un testigo del horror. El escritor se encuentra con la obra: investiga la masacre; da con sobrevivientes escondidos detrás de muros de silencio, tratando de ser invisibles; articula el movimiento de la pluma ficcional con la crueldad de un retazo del pricipio de realidad. Su historia es política y su relato es político porque su escritura es política. La transformación de la obra a lo largo de las ediciones dispersas de sus fragmentos y su posterior reunión en libro es política. El escritor es en su propia narración, no ya como creador de texto sino como objeto de esa textualidad: sale transformado del acto de la escritura. Que con posterioridad a la publicación de la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar Rodolfo Walsh fuera fusilado en plena calle no es sino un giro de la Historia en el cual sella, con un toque de dramatismo literario, una parábola sobre la escritura como herramienta política y su poder de subversión. Es evidente que su forma de morir está estrechamente atada a su forma de vivir: "Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles", son sus últimas palabras impresas.

Si bien Capote también es transformado por el trabajo de escritura de su novela insignia, hay en él una conceptualización previa de la non-fiction. Encuentra su línea argumental en un pequeños recuadro del New York Times en el cual se narra el asesinato de la familia Clutter en Holcomb, un pueblo diminuto en el estado de Texas, EEUU. Allí Dick Hickock y Perry Smith fusilan a los cuatro integrantes de la familia cuando entran en casa de éstos a buscar una caja fuerte inexistente. Lo que llama la atención de esa matanza es la ausencia de un motivo, la falta de una justificación, si es que la hay, en el asesinato. Capote viaja, investiga, logra sus objetivos por contraste: es un diminuto escritor glamoroso en un pueblo rural del medio oeste; entrevista a los asesinos, los seduce y es seducido. Lo que se le cuestiona, en relación a Lo Moral, es el uso despiadado del decir y desdecir; lo camaleónico de su actitud al pivotear entre el lujo neoyorquino y el desierto de la celda de castigo; el modo de producir la confesión, en no cumplir con su promesa de interceder para evitar la pena de muerte de los culpables confesos: en concordancia con el american way of life,termina victimizando al asesino despiadado, lo engaña, le hace creer que otra vida es posible, traiciona su esperanza: Capote necesitaba un final y qué mejor final para A sangre fría que la ejecución de Hickock y Smith. La gran novela-realidad, que escribió luego de cinco años de trabajo, se devoró su futuro literario. Murió con los Clutter, murió con la ejecución de los culpables.

Poco importa el supuesto mérito de la invención de un género literario; no interesa trazar paralelismos ni superposiciones entre Walsh y Capote; serían anecdóticas las coincidencias circunstanciales que pudiera haber entre lo esencial de Operación masacre y A sangre fría. Pero hay un punto en el que ambas novelas confluyen: el trabajo de su escritura habla del compromiso de cada uno de estos escritores con su propia lengua/patria y, por extensión, con la sociedad en la que ha nacido, crecido y muerto. Sea narrando la furia del asesinato indiviual a sangre fría envuelto en glamour y traiciones a la esperanza; sea dando testimonio del anticipo del terrorismo de estado y el horror profundo de una operación masacre.

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jueves, 24 de enero de 2008

Collective Soul - Collective Soul

Atlantic - 1995


El segundo álbum de la banda de Ed Roland es un punto de inflexión: es, a todas luces y contradiciendo a la cronología, el verdadero debut de Collective Soul como banda y un compendio sonoro en el que se refleja la historia nada fácil de su líder con la música: hijo de un fanático predicador que prohibió la escucha de música en su casa -sobre todo la endemoniada música moderna-, tuvo que fugarse de su hogar para poder construir su formación como músico. Esa huida (asi una esperable actitud rocker) y su formación como guitarrista, sumada al oportuno descubrimiento de un disco de Elton John, a las incursiones televisivas de Elvis, a la música que se filtraba a la prohibición paterna y al ascenso, éxito y declive del grunge de la mano de Nirvana & Cía posibilitaron este crisol de influencias, este vitreaux sónico, el potente collage que es el disco homónimo a la banda, de agitados riffs de guitarra y pegadizas melodías impensadas para el dejo hardcore que queda, como rastro, en el paladar del degustante.


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sábado, 19 de enero de 2008

El sueño de Boris Spassky

El cuerpo de Boris se acomoda en el colchón. A medias entre el sueño y la nada, siente un soplo frío, una ráfaga leve que no termina de despertarlo. No quiere que lo molesten, no quiere que nadie perturbe esa calma lisa, llana en la que bucea; la calma que precede a los mejores sueños, a los que son pulposos como duraznos. Está agotado a pesar del rato que lleva durmiendo. Puede sentir, en la punta de sus dedos, la piel delicada de los trebejos blancos; la sensualidad tibia de la madera y el triunfo. Un triunfo parecido a la revancha. O mejor aún: un triunfo que disfraza la venganza. Sueña que la sonrisa se le ensancha: es él quien está descansando en la cama mientras Bobby Fischer se devana los sesos frente al tablero, acorralado, vencido, hurgando en lo profundo de su desesperación en busca de una jugada inexistente, imposible y, por lo tanto, milagrosa. La ráfaga que Boris Spassky siente en su cuerpo es la que llega cuando la puerta de su habitación se abre. Sueña que vienen a traerle la gran noticia: es el ajedrecista estadounidense, y no él, quien ha abandonado la partida número 21 aquel 31 de agosto de 1972. Sueña que no es él quien se enfrenta a la certeza de la derrota. La ráfaga lo despierta y él retiene el título del mundo. Fueron 21 partidas. 21 endemoniadas partidas. 21 escalones desparejos, 21 golpes cruzados. Boris Spassky gira en la cama, el cuerpo ya romo y avejentado. Sale de ese sueño que es una trampa de la historia, un intento de redención que llega a su fin. Ya no estará, en el mundo, el hombre que vivió lo que él sueña sin posibilidad de cambiar la historia. El 17 de enero de 2008, la ráfaga trae la noticia como una liviandad, un deshago: Bobby Fischer, su vencedor, acaba de morir.

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martes, 8 de enero de 2008

Bancate ese defecto

¿Qué es lo que García nos muestra en las entrevistas en las que es imposible no reparar en el deterioro de su cuerpo? ¿Una respuesta in corpore a su propio discurso de hace casi 25 años en Bancate ese defecto, incluido en ese gran disco llamado Clix modernos? No tiene importancia alguna, a los fines de estas preguntas, el origen, el mecanismo de construcción (por usar el antónimo de lo que nos muestra La Realidad) de esa imagen al borde del colapso. El asunto es que, ante ese deterioro, no hay intento alguno de disimulo, no hay artificio de ocultamiento: hay una exhibición obscena de un algo indecible que, en aparente paradoja, lo constituye en un fundamentalista de sus propias palabras. Visto desde la perspectiva de esa militancia del verbo, Charly García nos muestra cómo se banca su defecto y cómo éste se traduce en la exhibición de un deterioro radical del cuerpo, independientemente de si se trata un (d)efecto de la edad o de los excesos. Está esculpiendo una obra que se corroe con el Tiempo, que no deja lugar para el agrado y, menos aún, para la empatía y toda la corte de palabras atravesadas por el tamiz de la autoayuda. Es un más allá de su maestría con el piano, de la rudeza realista no exenta de poética de sus letras, de la potencia de la modernidad inyectada en cada disco, del clasicismo de su formación y la rigurosidad de su trabajo: quizás se haya abierto la famosa trampa mortal que presagiaba en esa canción. Una trampa de la que no se puede escapar si no existe una apuesta más allá del mito: la dignidad del sujeto.

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viernes, 4 de enero de 2008

David Sylvian - Dead Bees on a Cake

Virgin Records - 1999


En este disco de Sylvian, esperado durante más de una década, coinciden varios aspectos extramusicales que contribuyen a ahondar la marcada diferencia de opiniones al intentar ponderarlo: su cresta de la ola amorosa con Ingrid Chávez; una complicada colaboración musical con su amigo Ryuichi Sakamoto; el encuentro con la supuesta santa hindú, Shree Maa, cuya voz incluye en el tema Praise; y el punto final de su relación comercial con Virgin. Si el disco no contara con una tremenda producción y una contundente compañía de músicos consagrados (Bill Frisell, Sakamoto, Talvin Singh, Marc Ribot, su propia esposa); Dead Bees on a Cake no sería tan cuestionado y quedaría su esencia: un dechado de hermosas melodías, de búsquedas y experimentaciones y nuevas puertas hasta entonces no abiertas; íntimo y universal como pretende el budismo que lo desborda. Si la coincidencia de un delicado gusto musical y un hecho artístico con el éxito comercial y la producción de lujo es pecado, pues... ¡pequemos más seguido, hermanos!


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martes, 1 de enero de 2008

El poeta asesinado

Guillaume Apollinaire
Malinca Pocket - 1964



Apollinaire presenta la vida de Croniamantal, un poeta de procedencia indefinida y cuyo lugar de nacimiento se arrogan muchas poblaciones en los más diversos países. Un poeta sin origen claro, una invención de lo popular, un pasado recreado por esos otros que definen, en tanto inventores, el pasado del poeta. Apollinaire narra, cuenta, juega, yuxtapone, hace saltimbanquis de las palabras y se da el lujo (quizás el que deberían darse los escritores en general y los poetas en particular) de no explicar absolutamente nada. La vida de Croniamantal se va urdiendo a medida que pasan las páginas y de acuerdo a los caprichos (entendidos como la decisión unilateral y unívoca del sentido) de la pluma de un escritor que se destacó por ser el referente de la poesía cubista (y su notable influencia en pensar el arte en general y de cómo subvertilo en particular) y uno de los escritores fundantes del movimiento surrealista.

Es a ese devenir caprichoso, a las imágenes yuxtapuestas, a los desvíos por fuera del sentido común, a los sobresaltos eróticos, a la impronta poética del texto a los que el lector deberá abandonarse para poder navegar, de la mano de Apollinaire, por la vida de ese otro poeta -asesinado- que se constituye en el emisario de una nueva perspectiva del mundo, de la poética, de la palabra. La persecusión, la marginación, los amores como terremotos, la fantasía colectiva a su alrededor, incluso sus momentos de gloria, hacen de Croniamantal un adelantado de la vida y muerte de algunos poetas que lo antecedieron y sucedieron; metaforiza con sí al resto, teje con los hilos de una vida ficcional el movimiento del escritor que está detrás. El poeta asesinado envuelve, en su lógica, un mundo único e irrepetible; un mundo al que estamos invitados a entrar dejando de lado los prejuicios de la lectura; subsumiendo la verdad en manos de lo verosímil. Que el libro se publicara por primera vez al mismo tiempo en que a Apollinaire le extraían una esquirla de su cabeza (producto del estallido de un obús mientras era voluntario en la Primera Guerra Mundial) es lo anécdótico de La Realidad que bien podría haber formado parte de su febril ficción. Que El poeta asesinado sea el prolegómeno de sus caligramas y otras formas de exploración del lenguaje no hacen sino darle a este texto la dimensión de ser gestor fundamental de lo mejor de la poética de Guillaume Apollinaire.

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