martes, 14 de abril de 2009

Charles Baudelaire - Las flores del mal

1948 - Editorial Losada



En uno de sus libros, Henry Miller hablaba de los libros cuyas lecturas le dejaron huella y de volver a ellos ya habiendo transitado por la propia vida. Las flores del Mal es una de esas obras a las cuales la pena volver o ir, si aún no se ha tenido la experiencia de su lectura. Visceral, crudo, directo, con virulencia, Baudelaire trama una obra en la que imprime un notorio tempo musical. Alrededor está la mística de la prohibición de seis de sus versos en el año de su publicación. Y la respuesta poética del agregado de 32 poemas que terminan de elevar el punch estético de este libro.

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jueves, 6 de noviembre de 2008

Alice Russell - Under the Munka Moon 2

Tru Toughts - 2006


Cada dos por tres aparece una cantante que es catalogada como "La nueva reina del Soul". Unos discos más tarde, los inventores de reinas hacen que el ciclo vuelva a comenzar. Alice Russell desafía ese ciclo porque sabe que las reinas no se inventan; que, como ella, nacen. Under the Munka Moon II es un surtido de tomas alternativas de temas de su disco debut, alguna versión en vivo, out-takes y rarities. Una gran puerta de entrada al universo vocal de una cantante extraordinaria que, como un pavo real, expone en su trabajo una amplia gama de colores y matices. Una suerte de compendio de sí misma, un muestrario contundente de versatilidad y calidad. Sea cual sea el camino musical que la blonda elija para el aquí en más, nuestros oídos estarán felices de volver a encontrarse con su voz.

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martes, 28 de octubre de 2008

Sufjan Stevens - Illinois

Asthmatic Kitty Records - 2005



Illinois es un disco inteligente desde su cubierta: un dibujo con trazas naïve y una frase que equivoca su propio título y que evoca no sólo al ruido sino también al muy distante Come on feel the noize de Quiet Riot. Una propuesta riesgosa; mezcla de inocencia juvenil, ironía, creencia que Sufjan Stevens traduce en melodías que producen efecto en su escucha. El disco tiene un efecto residual: se agranda de principio a fin; crece las escuchas sucesivas, con la rotación y tiene puntos altísimos que producen unas enormes ganas de ir a por más. Sufjan Stevens hace una fuerte apuesta al desafiar a sus oyentes a dejarse seducir por el viaje y degustar un disco que es como una golosina muy fina.




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jueves, 2 de octubre de 2008

Johnathan Safran Foer - Todo está iluminado

2007 - De bolsillo/Sudamericana


La primera sensación puede ser la confusión, el sentirse enredado en capítulos disociados en el tiempo y el estilo, en la grafía y en la voz. Una vez ubicadas las fichas (es decir: identificados los personajes y la naturaleza de cada "tipo de texto"), la novela se desliza y arma no ya un collage, no ya un montaje, sino un vitraux a través del cual la luz puede apreciarse en su diversidad, en su desvío. Safran Foer urde una trama no tan compleja de leer como de explicar; construye una escultura narrativa con una suerte de cajas de sorpresas literarias que tienen la particularidad de introducirse unas dentros de las otras, siendo contenido y contenedor al mismo tiempo. Por un lado echa mano de sí como personaje, no ya narrando en primera persona como tal, sino siendo un protagonista tácito. Un personaje que es construido por otro que es escrito por el escritor; un personaje al cual Alex (el co-protagonista) apela en cartas y narra en una novela en la que cuenta su experiencia de guiar a Safran Foer por Ucrania en busca de una mujer octagenaria de la cual tiene dos trazos de un imaginario mapa: una foto de ella adolescente y el nombre de un pueblo que desapareció tragado por la tierra -literalmente hablando-, sesenta años antes, después en un ataque de los usurpadores nazis. Safran Foer es objeto de la epístola, objeto de una narración y escritor de los capítulos en los que cuenta la historia de su propia familia; la historia que -nunca se sabe- necesitaba completar o comenzar a escribir a partir de esa búsqueda. La búsqueda de la mujer que salvó a su abuelo, acto que dio lugar a su propia vida, al permitir que continuase la cadena genealógica. Su agradecimiento por aquel salvataje a su antepasado no es sino su propio agradecimiento y, claro está, su sospecha respecto de esa mujer como el verdadero amor de su abuelo.

Todo está iluminado tiene como valores degustables un humor filoso y sin concesiones; momentos de un profundo dramatismo; y una precisión respecto de la violencia nazi en la que nunca recurre al golpe bajo. Le basta con narrar. Le basta con decir los hechos sin regodearse en dolores, ni en llagas, ni en charcos de vísceras. Expone una violencia seca, breve y contundente como el famoso cross a la mandíbula que sostenía Roberto Artl; rápida y feroz como el disparo de cualquier revolver de la máquina de matar; tan irritante y revulsiva como el odio que representa. Safran Foer teje y desteje el humor judío. Se victimiza y critica la victimización y no deja lugar a reclamo porque Safran Foer es judío. Un judío que se permite modelar una muy buena novela y hacer querible a un ucraniano antisemita: querible para él (personaje y escritor), querible para el lector. Y ambos, judío y ucraniano antisemita, irán girando, modificándose juntos. Y en pinceladas sutiles e inolvidables, Safran Foer dejará abiertos interrogantes sobre las buenas intenciones, la inocencia, el desparpajo, la sumbversión de los valores establecidos, lo ridículo de puritanismo y lo inmodificable de la condición humana. Y usa a personajes secundarios de una potencia arrolladora (el abuelo de Alex y su perra Samy Davis Jr. Jr; el pequeño Igor, la abuela de Safran; la anciana que no es la de la foto aunque así lo crean y viceversa) a los fines de narrar y de sentar posición, como cuando pone en boca de una moza ucraniana un brillante dicho sobre la xenofobia: "Digale al judío que lamento haberle dicho judío". Si no es con ese humor corrosivo, paradójico y crítico (y con la caída y el abandono de la necesidad de un dolor amcestral, lascerante y obsceno) que se abren nuevas cuestiones profundas respecto del sentido de la vida que alguien me diga cómo.

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martes, 15 de julio de 2008

Charlotte Gainsbourg - 5:55

Because music - 2006



Segundo disco de Charlotte Gaisnsbourg después de 20 años sin lanzar registro de su música. Tiempo en el que, se supone, revisó su querer decir desde aquel disco algo forzado/so (editó Charlotte for Ever a los 15 años... Te la encargo) que le dedicara a su papi. Seguro: no debe ser fácil ser la hija de un prócer de la chanson como Serge Gainsbourg y de su hermosa esposa y musa, la actriz y cantante Jane Birkin. Sin necesidad de renegar del origen y sin más que guiños a lo esperable de esa estirpe, la muchacha Charlotte arma un disco plagado de unas canciones potentes; que suenan poderosas como sólo el productor Nigel Godrich (Radiohead, el mejor Beck y sigue la lista) puede hacer, alquimista del sonido; con un registro que es un amplio susurro que, incluso a su pesar, se escapa del pop tanto como del género que cultavaran mater & pater. Y con las cosas claras desde el principio: 5:55 es un disco que está contenido, como idea desde su primer y homónimo track. Que el disco gane en aquellos tracks en los que canta en su francés nativo no es mera coincidencia.



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Vampire Weekend - Vampire Weekend

XL Recordings - 2008


El disco homónimo de esta banda de músicos muy jovencitos es una verdadera caja de sorpresas sonoras. Surgidos en horas de la high school, aparece como una ráfaga de aire fresco. Vampire Weekend -el disco- suena divertido porque Vampire Weekend -la banda- es divertida al hacer música. Va a las raíces africanas, con oreja que escucha y devuelve algo nuevo, una otra forma musical con trazas y guiños y usos de herramientas conocidas. Vampire Weekend -el disco- va más allá de la repetición de una receta exitosa, de una buena combinación de juventud y oportunismo mediático, de una casualidad, de un momento; va, incluso, más allá del alcance del mercado que ha creado este éxito. Vampire Weekend -la banda- parece ser, más que un producto, una fuente de producción. A no ser que estemos frente a un sorpresivo espejismo.


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Tricky - Juxtapose

Island Records - 1999



Desde su debut solista con Maxinquaye, Tricky ha fojado discos que son nuevas apuestas estéticas, vueltas de tuerca sobre su producción y giros inesperados. En Juxtapose esa apuesta se renueva para plasmar un sonido menos críptico y tan crítico, áspero y poderoso como de costumbre. Y para ello encontró un perfecto socio: DJ Muggs, productor de la mítica banda de hip-hop Cypress Hill. Pero la cosa se profundiza aún más con la ausencia (es decir, el silencio) de la voz femenina que lo acompañó hasta este disco: las precisas y preciosas interpretaciones de Martina. Y en la misma línea, acierta un pleno con la inlcusión de Kioka Williams quien, a pesar de su menor impacto medíatico, está a la altura interpretativa de las anteriores y posteriores invitadas de Tricky Alison Goldfrapp, P. J. Harvey, Alanis Morisette y Cindy Lauper. Si la yuxtaposición (a la que alude el nombre del álbum) es estar colocado en posición inmediata a nuevos colaboradores y talentos, también es el modo en que los minerales, capa sobre capa, crecen y se desarrollan a lo largo del tiempo. Ambas cosas están íntimamente relacionadas en este disco.


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