jueves, 30 de agosto de 2007

Arte menor

Arte menor
Betina González
Clarín/Alfaguara - 2006


La primera novela de Betina González es incómoda. Y en eso reside uno de sus mayores valores. Es una novela bien escrita, trabajada, con matices que se entreveran en las palabras como pequeños juegos del inconciente más que como una pista para el lector, más que como una necesidad de La Trama; hace a la construcción de la narración sin detenerse a pensar quién es el que está del otro lado de la página, quien degusta -o no- las palabras que van armando la vida de un personaje que, vuelta de tuerca a la estructura, es conocido pura y exclusivamente por la imagen fragmentaria, caprichosa, viciada de reflejos especulares que tienen otros sobre él, es decir por una narración coral. No hay voz del padre muerto, hay citas, dichos que dicen que dijo y demases. Es la deconstrucción de un padre y no el superficial barniz justificativo de la búsqueda de alguna verdad sobre su vida. Así como su protagonista tácito Fabio Gemelli, el resultado de la lectura de Arte menor tendrá la diversidad del aspecto coral que usa la autora para retratar ya no exclusivamente al narrado, sino a los narradores que moldean, cincelan, pulen la vida después de la muerte de un escultor mediocre. Las fantasías quedan expuestas por superposición: el bulín que era un aguantadero guerrillero no es sino el antro de falsificadores de monedas: todo sin prevenir el cambio de eje porque el cambio de eje, a lo largo de la novela, es previsible, transparente: si tiene forma de thriller afectivo lo que importa no es mantener un secreto hasta el final, no es poner pistas falsas en el camino para asombrar con un final por el que la difunta Agatha Christie daría a cambio la eternidad; lo que importa es lo que se urde, el hilo, la trama y no la apariencia de la tela. Es la narración de la salida de una herida profunda y antigua, arcaica, esencial, inevitable. Es una trampa que habla sobre la simulación simulando la sencillez de una chica del conurbano bonaerense.

La primera novela de Betina González es incómoda. No ha sido un éxito de mercado como otros premios Clarín o el de cualquier otro tanque editorial. No es una novela de una construcción sorpresiva, de una erudición aplastante que aguijonée la curiosidad de la intelligentzia argentina. No tiene ninguna intención de coquetear con la vanguardia petardista, ilustrada, cacofónica y filoescatológica. Es una novela, es literatura.


PD: ¿para qué publicitar la novela con las espantosas y falsopoéticas declaraciones de Saramago justificando su fallo?

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miércoles, 29 de agosto de 2007

Cassandra Wilson - Jumpworld

JMT - 1989


Cuarto disco de C. W. antes de que saltar a la fama de la mano del famosísimo sello de jazz, Blue Notes. En esos momentos, ya ponía al servicio del oído ajeno el sonido claro, filoso, cálido, calmo -y evidentemente ciclotímico y contradictorio- de su voz; una dicción perfecta. Jumpworld es un paseo por el gusto musical de esta dama a fines de los '80; por los vericuetos de la búsqueda de una producción con el sello indiscutible de su buen gusto; por el asomo insistente y fresco del jazz; por la experimentación de un sonido clásico y potente, más cercano al soul. Una banda sólida y un repertorio sobrio y atractivo -aunque por momentos ecléctico- completan este delicioso postre.


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lunes, 27 de agosto de 2007

El Otro y el Monstruo

Casi dos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial vio la luz una de las ficciones más interesantes que se hayan escrito sobre el concepto del monstruo. Más precisamente, sobre la relación de uno (un personaje) con los Otros como máscara de lo monstruoso. Ese texto es Soy leyenda de Richard Matheson, en el que el escritor incluye algo realmente novedoso en la construcción de la figura del vampiro, el impacto que éste tiene en el lector y el terror y la fascinación que provoca. Matheson ingenió una narración basada en el cambio de la posición subjetiva de un personaje que pasa de ser la víctima potencial de una pandemia de vampiros, a ser la bestia feroz que aniquila sin piedad y amenaza destruir la formación de una sociedad cimentada en valores nuevos (el vampirismo) y ajenos a lo que llamamos -y supone- ser humano. Para ello, Matheson usa como emisario en su ficción a Robert Neville, quien gracias a su constancia (hasta el aburrimiento y la desidia) matando vampiros de todas las edades durante el día y refugiándose en su casa-búnker durante la noche, se convierte en el defensor a ultranza del status quo, el paladín del modo de vida humano -en lo general- y norteamericano -en lo particular- que el lector no sólo asume como propio sino, por sobre todas las cosas, como el mejor posible; el único deseable. Ese es el recorrido que Matheson le propone al lector identificado con Neville: compartir la lucha contra la amenaza hasta ponerlo frente a la evidencia de que el monstruo puede estar mucho más cerca de lo que se supone, tan cerca como se puede estar de la certeza de saberse monstruo.

Después de una ardua resistencia de años, Neville herido y agotado, habiendo perdido sentido su vida fuera del acontecer biológico, ve (una vez más) y mira (por primera vez) a esos Otros a los que siempre consideró enemigos de sus valores morales, usurpadores de su patria más íntima. Monstruos, abominaciones a los que combatió al punto de ser el brazo ejecutor de un exterminio privado. Invierte los roles: los vampiros le temen porque deja regueros de cadáveres; trueca en muertos a sus seres queridos. Para los vampiros Neville es la Abominación. Eso es lo que ve el personaje de Matheson, ese es el espejo de los Otros que lo reubica, lo sacude, lo atraviesa y lo arroja al mundo transformado en una bestia salvaje, transformado en eso mismo que él ha combatido día a día, vampiro muerto a vampiro muerto. Asume su destino trágico y se reconoce como monstruo. Pero es en el darse cuenta donde el odio por el Otro cesa, cuando se deja llevar a la muerte/al sacrificio necesario que garantizará, hasta la próxima guerra (origen de la pandemia), una sociedad que busca su equilibrio en una esperanza de superación, haciendo caso omiso a la premonición del fracaso repetido.

La cercanía del texto con el apogeo y caída del nazismo, hace pensar en la posibilidad de una lectura en relación que da por tierra el sentido simplista y tranquilizador de la moral del Bien y del Mal. Si en los principios del relato Neville puede ser visto como el que resiste al nazismo (en tanto pandemia monstruosa que amenaza), el sentido se rompe cuando, en su dar cuenta de qué es Lo Normal, cede el lugar del Bien para asumirse como el Mal; cuando su vida se reduce a la representación unipersonal del exterminio. Esa es la mayor potencia del concepto argumental de la novela. Al fin de cuentas, la pregunta que Matheson puede haber inyectado en la literatura de ficción es si la sociedad norteamericana se reconocerá, en tanto imperial, como el monstruo feroz que necesita dejar tendales de enemigos en el camino de la Historia. Siguiendo esa conjetura, quizás no sea casualidad que el apellido Neville lleve literalmente en sus entrañas la palabra evil, es decir, lo maligno.

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jueves, 23 de agosto de 2007

Michel Camilo - One more once

Columbia - 1994

Escuchar a Michel Camilo tocar su piano es un placer de los que uno disfruta toda la vida. El camino musical del dominicano ha tenido tres desafíos:

1. ser un músico culto: de una formación tan rigurosa que le ha permitido trabajar como director invitado de la Orquesta Sinfónica Nacional de la República Dominicana, la Orquesta Filarmónica de Londres, entre otras sinfónicas y filarmónicas;

2. ser un músico popular: no sólo sus discos han tenido un gran éxito de ventas sino que, también, ha sido reconocido con los grandes premios del mercado (que no siempre tolera a La Academia...), entre ellos el Grammy (1983 por Why Not! y 2000 por Spain, junto a Tomatito), el Emmy (1987 por The Goodwill Games Theme), el Oscar (1995 por el soundtrack de Two much de Fernando Trueba); y

3. hacer del latin jazz una música con entidad de tal: como en toda fusión, lo que destaca es, como en este caso, lo que hace uso de sus componentes diversos como herramienta para provocar una novedad y no una mezcla, una argamasa fofa; cosa a la que es muy proclive la llamada música latina -que no es más que una espesa confusión de lo latino con lo caribeño.

Michel Camilo no solamente ha salido airoso -y con margen- de los tres desafíos. Los ha convertido en el material con el que construye su música. y One more once es una prueba fiel de ello.


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miércoles, 22 de agosto de 2007

Ferdydurke

Ferdydurke
Witold Gombrowicz
Argos - 1947




Si Gombrowicz es el escritor polaco más argentino de la historia, Ferdydurke es su contraparte literaria. Entre su escritura y su publicación en Argentina tuvo lugar, ni más ni menos que la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ni la distancia geográfica, ni la historia sucedida, ni el cambio de residencia de su autor parecen haber alterado el corpus de esta novela de iniciación: un adolescente (que el autor oculta detrás de una duda que desfasa el relato: ¿es un adulto vuelto adolescente o un adolescente que se pretende adulto?) y su inclusión en la escuela, en el sexo, en la amistad.

Ferdydurke asoma como una novela irreverente de un autor irreverente, es decir que calza en como mascarón de proa de toda una producción literaria que llegará a hacer de la escatología una militancia literaria de vanguardia, un lugar donde los marginados de la bipolaridad (tan típicamente argentina) encuentran un resquicio. En esa perspectiva, fue abominado por La Academia en igual medida que por El Mercado, lo que se resume en la ferocidad con que lo trataron Bioy Casares (asegurando que Gombrowicz no vale el esfuerzo de estirar el brazo para agarrar un libro suyo de la biblioteca) y Borges (sosteniendo, con su típica ironía, que el autor polaco no existía más que como invento del poeta Carlos Mastronardi). Sin que representase un esfuerzo por ser reconocido, Gombrowicz utiliza trazos dadá que ponen en evidencia la transgresión en un lugar de torsión del lenguaje por sobre el efecto de disgusto en el lector como su línea sucesoria, que va desde ese Proyecto de Colgajo Supurante Literario llamado Osvaldo Lamborghini; pasando por el Plan de Grano en el Gran Traste Literario, que responde al apellido Fogwill; y, en menor medida, del Olvidable Heredero Escatológico apenas rescatado por un puñado de amigos periodistas, el difunto Salvador Benesdra. Y es en esa apuesta al más allá de la superficie del texto donde reside la mayor potencia de esta novela: está en el cuestionamiento (bisagra entre lo implícito del concepto y lo explícito de la idea) de la narración, de la novela, de la incursión de la poesía en el lenguaje. Es decir donde la costura (lo transgresor explícito, el cuculeíto dadaísta, el asquerosito moral) deja de verse para profundizar, desde el lenguaje mismo, la brecha de lo imposible: narrar con precisión lo que la palabra -siempre- oculta.

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martes, 21 de agosto de 2007

Yellowjackets - The spin

MCA Records - 1989


La existencia de Yellowjackets es producto de la casualidad y no tanto: la convocatoria como músicos sesionistas para un disco solista de Robben Ford, fue la arista del azar. La química musical -que terminó relegando al catalizador Ford a la categoría de músico invitado- fue el componente del encuentro, la coincidencia estética. The spin está considerado un álbum casi eléctrico, cercano al pop, pero que deja traslucir el ensamble que la banda logró haciendo base en el jazz. Es un disco de una complejidad comprensible, que acompaña, transporta y nos hace sacudir el pie. Música grata, sin excesos, sin derroche de virtuosismo y adornado con buen gusto, precisión, claridad estética y una solidez musical que lo hacen disfrutable de principio a fin. Que los integrantes hayan sido músicos de varios nombres que podrían conformar el Gran Seleccionado Contemporáneo, no hace más que dar una dimensión del respeto que sus pares -notorios y famosos- tienen por estos músicos de raza.


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sábado, 11 de agosto de 2007

Peter Gabriel - So

Geffen Records - 1986


El gran disco que marcó un hito en la carrera solista de Peter Gabriel, 11 años después de abandonar Génesis, grupo que fundó en 1967. Mezcla de un pop a la vez clásico y fresco, con líneas sonoras de lo más oscuro de la producción del músico inglés. Una carta de presentación al gran público, un polimorfo sonoro que atrapa los pies, el corazón, el alma atormentada y cuyas Oscilaciones pueden graficarse como el pendular movimiento entre Sledge Hammer y We do what we're told, que es como decir entre lo bailable y lo experimental. El comienzo de la gira con la precisión de Stewart Copeland, las voces de Kate Bush, Youssou n'Dour y Laurie Anderson no hacen más que completar el soporte estético que hace de So un discazo.


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lunes, 6 de agosto de 2007

David Gilmour - On an island

Sony - 2006


On an island es el punto más alto de un estilo: el que Gilmour dejó grabado a fuerza de buen gusto y fuego sagrado en la escucha de millones de seres humanos. Un estilo basado en la fuerza expresiva de la guitarra, en notas largas y melancólicas, en enloquecidos riffs a medio tiempo, en un el sonido claro, transparente, acuático. Pasajes que rozan lo oscuro y lo siniestro, melodías que se abren y nos muestran esta isla en el mar. Un mar que alternativamente mece y sacude. Y uno se deja llevar y aparece el sonido Gilmour, garantía de un viaje cómodo y tranquilo, sin mayores sobresaltos. On an island es el logro de ese hombre que se contempla en perspectiva de lo que ha sido para construir con más precisión lo que quiere ser. Otra forma de escuchar este disco es un vano intento de reducirlo a una comparación con lo que no reniega ser pero que tampoco pretende exhibir.


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jueves, 2 de agosto de 2007

Poemas

Poemas
e. e. cummings
Alberto Corazón - 1969




La poesía de e. e. cummings es, probablemente, una de las más atrevidas y subversivas que haya dado la época contemporánea en los Estados Unidos. Vapuleado por la crítica, adorado por sus lectores, adquirió una popularidad en base a su falta de conseción con el lector. Imágenes de la potencia de un golpe a la mandíbula; fragmentos del lenguaje que dejan sin aliento; palabras que soportan estoicamente las traidoras traducciones; caricias, erotismo, pasión; conforman el universo potético que deja asomar Poemas. Profundizando la elección del camino de la poesía como forma de leer el mundo a través de lo íntimo, deforma la estructura del poema y de la palabra misma, la quiebra, la fragmenta, la pulveriza y la rescata. Pero la máquina cummings no se detiene allí: en la búsqueda de la forma que acompañe al contenido rompe con la regla del caligrama, lo subvierte: las palabras ya no dibujan el objeto del poema: la forma se ajusta a la geografía del poema, lo ciñe, lo viste.

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